Lorena Martínez (2000) Batey Yacó, Pedro Brand, Santo Domingo. Cursó la escuela hasta segundo grado de secundaria del antiguo currículo. No se ha casado ni tiene hijos. No tiene cédula de identidad y electoral.
Necesitaba saber
Por Lorena Martínez
El 9 de agosto del 2000 nací. Un batey llamado Yaco me vio dar mis primeros pasos, pero mi batey
es un lugar donde la brujería, es la prioridad.
Cuando era una niña en mi barrio pasaban muchas cosas por lo cual mi madre no me dejaba salir por miedo de que me pasara algo. Yo sentía que mi vida era limitada.
Pero era triste porque yo siempre veía que todos mis amigos tenían padre, menos yo. Y yo, una niña, necesitaba ver a mi padre. Cuando le pregunté a mi madre por mi padre, ella siempre me decía otra cosa y otra... pero un día mi corazón comenzó a latir más rápido y salir para averiguar qué pasó con mi padre. Salí a escondidas de la casa de mi madre para averiguar qué pasó.
Cuando salgo, pregunto a los vecinos qué saben de mi padre... y
nada de decirme nadie de mi padre.
Volví a escondidas a la casa de mi madre y solo miraba... y de repente se me salieron unas lágrimas. Y cuando mi madre vio eso, se dio cuenta que ya yo necesitaba saber. Cuando supe que mi padre había muerto me quedé atónica,1 pensativa y, en realidad, sufrí mucho, pero pude superarlo.
Cuando mi madre adoptó a David... no sé, pero le cogí confianza a ese niño y pude despejar la mente de mi padre.
Mi padrastro, al principio, era un hombre bueno y mi tristeza se volvía alegría, pero cuando lo fui conociendo, vi que era un hombre muy violento que se airaba de cualquier cosa. Pero, espero que en algún día yo entre en su corazón y él pueda dejar de ser tan malo conmigo.
Cuando era una niña en mi barrio pasaban muchas cosas por lo cual mi madre no me dejaba salir por miedo de que me pasara algo. Yo sentía que mi vida era limitada.
Pero era triste porque yo siempre veía que todos mis amigos tenían padre, menos yo. Y yo, una niña, necesitaba ver a mi padre. Cuando le pregunté a mi madre por mi padre, ella siempre me decía otra cosa y otra... pero un día mi corazón comenzó a latir más rápido y salir para averiguar qué pasó con mi padre. Salí a escondidas de la casa de mi madre para averiguar qué pasó.
Cuando salgo, pregunto a los vecinos qué saben de mi padre... y
nada de decirme nadie de mi padre.
Volví a escondidas a la casa de mi madre y solo miraba... y de repente se me salieron unas lágrimas. Y cuando mi madre vio eso, se dio cuenta que ya yo necesitaba saber. Cuando supe que mi padre había muerto me quedé atónica,1 pensativa y, en realidad, sufrí mucho, pero pude superarlo.
Cuando mi madre adoptó a David... no sé, pero le cogí confianza a ese niño y pude despejar la mente de mi padre.
Mi padrastro, al principio, era un hombre bueno y mi tristeza se volvía alegría, pero cuando lo fui conociendo, vi que era un hombre muy violento que se airaba de cualquier cosa. Pero, espero que en algún día yo entre en su corazón y él pueda dejar de ser tan malo conmigo.
1. Atónita
Gracias a We Are All Dominican y Reconoci.do por su colaboración en compartir estas historia para la pieza The Plaintiffs Records. Conoce más sobre el trabajo de estos movimientos:
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Memorias personales de jóvenes de ascendencia haitiana afectados por la Sentencia 168-13 Santo Domingo, República Dominicana Diciembre, 2017
© Reconoci.do y Centro Bonó