David Mathurin (1999) Batey Yaco, Km. 22, Autopista Duarte. Estudia en 2do. grado de Bachillerato (antiguo currículo). No se ha casado ni tiene hijos. No trabaja y no tiene aún su cédula de identidad y electoral.


David y su padre

Por David Mathurin
Una tarde, en un campo de una ciudad lejana, donde todavía la tecnología no ha llegado, en un barrio como todos los otros, pero con algunas dificultades, dos jóvenes se conocen y se enamoraron. Los padres de la joven no estaban de acuerdo con esa relación, pero –aun así– el joven busca la solución para verla por medio de un primo de ella. Un día, proponen verse en un lugar oculto, en ese momento se dejan llevar por el amor y la pasión: cometen un error... porque ellos no estaban preparados para tener un bebé.

El fruto de esa relación se convirtió en un ser humano que se va a llamar David Mathurin. Pasan los nueve meses de embarazo, nace el niño que ellos esperaban con tantas ansias, pero –al pasar el tiempo– el amor que los padres de David sentían, se va marchando. La vida de los padres de David ya es una vida de problema y discusiones. Ellos deciden separarse.

Luego de la separación de los padres de David, David se enferma. El padre de David busca todos los medios en busca de la cura para combatir la enfermedad de su hijo. El padre de David decide ir para donde su exesposa y le pide ayuda para que –entre los dos– busquen la cura de la enfermedad de David, el hijo que ellos tuvieron.

Pero ella no le pone mucha atención a lo que dice su exesposo y sigue en su vida como soltera. Pero el padre de David no desistió y sigue en busca de la cura para combatir la enfermedad de su hijo. El padre de David se va lejos de la madre de David en busca de la cura de la enfermedad de su hijo. El padre de David, allí, por tantos esfuerzos, [logra que] su hijo se sane, sin tener que ir a ningún médico. Pero en aquel lugar, Gary, que es el padre de David, logra conseguir empleo [y] trabaja para poder vestir y darle de comer a su hijo. A veces se quedaba sin comer para darle de comer a su hijo. Allí conoce una mujer llamada Fany Mathurin, ellos se casan en unión libre. Dos años después tuvieron una niña que es la hermana de David.

A pesar que Fany era la esposa del padre de David, aun así, él no dejaba a su hijo con ella por miedo de que algo le pasara. Gary amaba mucho a su hijo, que en cada trabajo que él iba, se llevaba a su hijo. Unos años más tarde, David tiene el amor de su padre y el de su madre, que es la esposa de su padre, pero –aun así– David no se conforma... a él le hace falta llenar un vacío que hay en su corazón.

Un día a David le hace falta el calor y la mirada de su madre. Luego de terminar el quinto grado de primaria –como cada niño–, pasa al sexto grado (con buenas calificaciones). Él se pone a observar cómo cada uno de los niños tenía a su mamá y a él le hace falta su madre. Él se pone triste, él se pone a pensar en su mamá y ni siquiera se acuerda de su rostro. Antes de pasar al octavo grado, David pensó que era importante preguntar por su madre. David va donde su padre y le pregunta: «Papi, ¿por qué no tengo a mi madre conmigo?».

El padre de David le explica el por qué lo separó de su madre, pero David no entendía ni siquiera la lucha que pasó su padre para que él esté vivo y esté sano del tumor que tenía en la cabeza. David quiere a su madre, no importando el precio. Él quiere averiguar cómo vino al mundo. David estaba frustrado y no sabe en qué pensar, si en lo que dice su padre o en lo que dice su corazón. Pero aún así, decide ir en busca de su madre. Antes de tomar el camino, decide contarle esto a su otra madre, que es la esposa de su padre. Ella lo conseja y le dice lo siguiente: «Tú sabes que yo te quiero y te trato como a mis hijos, pero lo más importante es que yo te crié. Espera a crecer y puedas trabajar y, luego, podrás ir adonde ella, pero ahora estás muy chico. David: escucha y recapacita».

David crece. Su voz y su cuerpo cambian. Él ya se cree con autoridad sobre sí mismo y le empieza a hablar vulgarmente a su padre. Su padre se enoja y le agrede de mala manera. David, en ese momento, solo pensaba en una sola cosa: en suicidarse. Él iba hacia un árbol para suicidarse. En el camino, algo lo hacía cambiar de opinión. Él escuchaba varias voces que le decían: «Tú tienes un gran futuro, tienes metas por cumplir», y otras que le decían: «Vete, que tu padre no quiere saber de ti, él quiere tu fracaso». En el camino lucha con su mente y logra razonar, cambia de opinión, decide ser cristiano y Dios decide cambiar su vida.

Ya Dios cambia la vida de David, ya él no le falta el respeto a su padre. Dios decide hacerlo una nueva persona. David calcula una cifra y el resultado le dio exactamente como su padre le dijo... y le contó cómo él había llegado al lugar que él estaba. David no le echa la culpa a su madre por haberlo dejado... ni a su padre por haberlo abandonado. David sueña que un día él conocerá a su madre y entiende por lo que estaba pasando su madre en la etapa de la adolescencia. Él no culpa a su madre por haber cometido un error porque todos cometemos errores y merecemos una nueva oportunidad. Si Dios perdona al ser humano, ¿cómo yo no perdono a mi madre que me trajo al mundo?


Gracias a We Are All Dominican y Reconoci.do por su colaboración en compartir estas historia para la pieza The Plaintiffs Records. Conoce más sobre el trabajo de estos movimientos:    


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